DólarLuis Caputo
Devaluan?

El resultado electoral no logró aportar claridad al escenario cambiario.

A apenas dos días del triunfo libertario, el sistema financiero comenzó a enviar señales de presión sobre el tipo de cambio. Tanto los bancos como los mercados interpretan que, ante la nueva configuración política, una devaluación podría ser inevitable para corregir los desequilibrios acumulados.
Sin embargo, el resultado electoral no logró aportar claridad al escenario cambiario: el dólar sigue siendo el termómetro de la incertidumbre y refleja la cautela de los inversores frente a la próxima etapa económica.

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El dólar vuelve a tensionar el escenario tras el triunfo oficialista

En las primeras 48 horas posteriores a la victoria del Gobierno en las elecciones legislativas, el interrogante que dominaba la previa electoral no logró disiparse: el dólar retomó su escalada y superó nuevamente los 1500 pesos. En el mercado mayorista, la cotización se ubicó en el límite superior de la banda de flotación acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), reflejando que la tensión cambiaria sigue latente.

Los movimientos del mercado, los informes de los principales bancos de inversión y las operaciones de los ahorristas coincidieron en un mismo diagnóstico: el tipo de cambio continúa atrasado frente a las expectativas devaluatorias.

Ante ese panorama, el ministro de Economía, Luis Caputo, salió a intervenir en redes sociales con un mensaje político: advirtió sobre la persistencia del llamado “Riesgo Kuka”, concepto con el que vincula la posibilidad de un retorno del kirchnerismo al poder. Sin embargo, analistas interpretan esa estrategia como una forma de desviar la atención de los desequilibrios del propio plan económico implementado por el equipo de Javier Milei y el propio Caputo.

El funcionario, según fuentes consultadas por este medio, se mantiene firmemente comprometido con el esquema de bandas cambiarias. En conversaciones privadas con empresarios, habría reconocido que abandonar ese régimen implicaría “cuestionar todo mi programa”. Y no es un dato menor: la estabilidad del dólar, artificialmente contenida, ha sido clave para sostener una inflación baja, pero también representa el punto más frágil de la arquitectura económica actual.

Esa decisión de mantener el tipo de cambio “en el freezer” fue la que llevó, primero, a recurrir a un salvataje del FMI y, más tarde, a un creciente tutelaje de Estados Unidos sobre la política económica libertaria. Si el Gobierno decidiera liberar la cotización, advierten en el mercado, se pondría en riesgo la frágil expectativa de estabilidad lograda tras las legislativas.

Como si fuera poco, el contexto se complica con un dato adicional: Estados Unidos aún no completó la recompra de los pesos adquiridos, operación que podría traducirse en una recuperación superior a los 2100 millones de dólares y ejercer una presión adicional sobre el mercado cambiario en las próximas semanas.

El “riesgo Milei”

El jueves pasado, personal del área de Ceremonial de la Presidencia contactó a referentes económicos y políticos para invitarlos a un acto previsto para este miércoles, donde se anunciaría la conformación del nuevo Gabinete de Ministros. La iniciativa había sido planificada en un contexto de incertidumbre: el Gobierno de Javier Milei preveía un resultado electoral adverso en las legislativas, y el evento buscaba contrarrestar el posible impacto político y económico de una derrota.

Sin embargo, el panorama cambió drásticamente el domingo por la noche. Cerca de las 19 horas, con los primeros datos confirmando una tendencia favorable al oficialismo, el Ejecutivo decidió suspender el acto. En ese momento, Milei interpretó que el llamado “riesgo político” —que, según su visión, explicaba la volatilidad cambiaria previa a los comicios— había quedado superado. Esa lectura, no obstante, duró poco.

Ya el lunes, a mitad de la jornada financiera, el dólar saltó de 1320 a 1450 pesos, y el martes alcanzó los 1505 antes de retroceder levemente a 1495. La reacción del mercado desmintió la calma que el Gobierno esperaba. Frente a esa nueva tensión, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, volvió a utilizar su cuenta en X (ex Twitter) para responsabilizar a factores políticos, apelando nuevamente al fantasma del “riesgo Kuka”.

“El riesgo Kuka quedó más expuesto que nunca en esta elección. Ya estaba claro en 2019, cuando Macri perdió las PASO, pero si a alguien le quedaba alguna duda, ya no la hay”, escribió Caputo, en un mensaje que buscó atribuir las presiones cambiarias al comportamiento de la oposición kirchnerista. La publicación llamó la atención por su tono: a menos de 48 horas de un contundente triunfo electoral del oficialismo, el ministro volvió a condicionar las expectativas económicas a factores externos al propio Gobierno.

En un segundo mensaje, Caputo amplió su argumentación: “Queremos graduarnos de país serio, capaz de atraer inversiones que generen empleo. Pero mientras la alternativa política siga siendo el kirchnerismo, las inversiones se irán a otros países. La oposición tiene dos años para construir una alternativa racional”.

Las declaraciones generaron ruido entre economistas y empresarios, que interpretaron que el propio ministro reconocía la fragilidad del programa económico oficial. En el mercado, algunos operadores comenzaron a hablar del “riesgo Milei”: el riesgo de que, pese a los resultados electorales favorables, las tensiones económicas surjan del propio funcionamiento del Gobierno, más que de factores externos.

El precio y los informes secretos

En las últimas horas, circularon entre inversores locales y del exterior varios informes de bancos de inversión internacionales —entre ellos Morgan Stanley y JP Morgan— que coincidieron en un mismo diagnóstico: el tipo de cambio argentino necesita una corrección. Morgan Stanley, incluso, estimó que si el oficialismo obtenía un resultado favorable en las legislativas, el “valor lógico” del dólar debería ubicarse, como mínimo, en torno a los 1700 pesos.

Esa misma recomendación llegó a oídos del ministro de Economía, Luis Caputo, por parte de un alto directivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de funcionarios del Tesoro de los Estados Unidos, quienes insistieron en que el Gobierno debe comenzar a recomponer reservas.

Pese a las advertencias, en el Palacio de Hacienda se mantiene una postura de negación. El FMI ya se mostró dispuesto a eliminar el esquema de bandas cambiarias, pero Caputo insiste en sostenerlo y atribuye las presiones sobre el dólar a maniobras especulativas previas a las elecciones. “Mirá, Toto, si todo fue pura especulación, el dólar debería haber bajado después del domingo, y eso no pasó”, le señaló un banquero al ministro, en alusión al salto de la divisa que siguió al triunfo oficialista.

Desde Economía, justificaron la suba del tipo de cambio en la demanda asociada al cierre del bono dólar linked D3105. Sin embargo, fuentes del mercado relativizaron esa explicación: el título se liquidó recién este martes y el efectivo se acreditará el miércoles, por lo que los pesos no estaban disponibles cuando el dólar comenzó a subir. Además, el bono aumentó su cotización, cuando, si efectivamente estuviera siendo desarmado, debería haber caído.

“Lo que hay es demanda genuina. El precio del dólar está bajo y la señal oficial es que lo van a mantener así”, explicó un operador de la City. Y agregó: “El Gobierno cree que quien compra a 1400 pesos vende cuando baja, pero no es así. Quien compra dólares, los compra porque los quiere guardar, no porque esté especulando”.

En paralelo, comenzaron a multiplicarse los pedidos devaluatorios entre economistas y analistas cercanos al oficialismo. Miguel Kiguel, de la consultora Econviews, reclamó la necesidad de acumular reservas, mientras que Carlos Melconian, ex funcionario de Mauricio Macri, aseguró que “el sistema de bandas ya no existe”. La cuestión es que, para recomprar dólares, el Gobierno y el FMI deberían desactivar ese esquema, ya que Caputo solo puede intervenir cuando la divisa toca el piso de los 1000 pesos, algo hoy inverosímil.

Más duros fueron los referentes libertarios. Ramiro Castiñeira, integrante del equipo económico de Milei, sostuvo que el Gobierno no debería comprar reservas porque “si el peronismo vuelve, las va a usar para financiarse reventándolas”. Una definición que, según operadores financieros, confirma la lógica de corto plazo que domina la estrategia económica actual.

Desde el exterior, también llegaron señales de alarma. Robin Brooks, analista de Goldman Sachs, escribió en su cuenta de X: “Ayer hubo mucha resistencia a la idea de que el peso está sobrevaluado, incluso de personas que deberían saberlo. Y aquí estamos: el peso cayó casi 3% desde ayer. La historia básica de Argentina siempre se repite: paridad, sobrevaluación, devaluación”.

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