Robert Redford, el hombre que no sabía nadar

Fundador del Festival de Sundance y referente del cine independiente, dejó una huella imborrable en la pantalla grande, donde supo trascender la imagen de galán para convertirse en actor, productor y director con una fuerte impronta política.

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La escena más recordada de Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) muestra a los dos forajidos acorralados en un risco, sin otra salida que arrojarse a un río torrentoso. Sundance Kid se niega y, entre la rabia y la vergüenza, confiesa: “¡No sé nadar!”. Su compañero, Butch, estalla en carcajadas: “¿Estás loco? ¡La caída probablemente te matará!”. Ese salto al vacío, que finalmente los salva, parece resumir la carrera de Robert Redford, actor y director que supo arriesgarse siempre frente a lo desconocido. Falleció mientras dormía en su casa de Provo, Utah, a los 89 años.

El guiño más claro a aquella escena fue el nacimiento del Festival de Sundance, fundado por Redford y convertido en la gran plataforma del cine independiente en Estados Unidos.

De California a Broadway

Charles Robert Redford Jr. nació en Santa Bárbara, California, en 1936. Tras una beca en la Universidad de Boulder, Colorado, que perdió por problemas de conducta y alcohol, se instaló en Nueva York para estudiar pintura y luego arte dramático. En 1960 debutó en cine con Tall Story, junto a Jane Fonda, y ganó notoriedad en el teatro con Descalzos en el parque de Neil Simon.

En la primera mitad de los 60 participó en series como La dimensión desconocida y Ruta 66. Su consolidación llegó en 1965 con Intimidades de una adolescente y La jauría humana, junto a Marlon Brando y Jane Fonda. En 1967 repitió su papel teatral en la versión cinematográfica de Descalzos en el parque, lo que marcó su consagración.

Éxitos en Hollywood

La dupla con Paul Newman en Butch Cassidy and the Sundance Kid lo llevó al estrellato. Tres años después volvieron a trabajar juntos en El golpe (1973), que ganó el Oscar a mejor película y le valió a Redford su única nominación como actor.

Durante los 70 alternó papeles de galán con producciones de fuerte contenido político, como El candidato (1972) o Todos los hombres del presidente (1976), filme que produjo sobre el caso Watergate y que se convirtió en un clásico del periodismo en cine.

En 1980 debutó como director con Gente como uno, que obtuvo el Oscar a mejor película y mejor dirección.

Sundance y legado

Ese mismo año impulsó el Instituto Sundance, en Utah, que se transformó en una usina del cine independiente y en el trampolín de cineastas como Quentin Tarantino y Christopher Nolan.

Como director, brilló con Quiz Show (1994), donde retrató el fraude de un popular programa televisivo en los años 50, anticipando debates sobre los medios de comunicación.

En los 2000 recibió el Oscar a la trayectoria y dirigió películas como Leones por corderos (2007), de fuerte carga política. También fue productor de Diarios de motocicleta (2004), de Walter Salles.

Su último papel destacado fue un cameo en Avengers: Endgame (2019), que cerró su carrera cinematográfica.

Compromiso político y vida personal

Redford defendió causas ambientales, a los pueblos originarios y al colectivo LGBTIQ+. Crítico de Donald Trump, respaldó públicamente a Joe Biden en 2020.

En su vida privada fue reservado. Estuvo casado con Lola Van Wagenen, con quien tuvo cuatro hijos; uno murió siendo bebé y otro, el documentalista David Redford, falleció en 2020. En 2009 contrajo matrimonio con la artista Sibylle Szaggars.

A casi seis décadas de aquella escena icónica, Redford siguió saltando sin red en cada etapa de su vida, dejando como legado un cine que apostó siempre a ir más allá de lo establecido.

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