Murió a los 86 años Adriana Aizenberg, actriz con más de seis décadas de trayectoria, que brilló en teatro, cine y televisión, y que fue reconocida también por su compromiso gremial dentro de la Asociación Argentina de Actores (AAA).
Adriana Aizenberg, una artista incansable
Versátil y apasionada, se definía a sí misma como una “kamikaze” de la actuación, una intérprete “atrevida” a la que le gustaban los desafíos interpretativos. Prefirió siempre el teatro, pero logró destacarse en todos los formatos.
La AAA anunció su fallecimiento con un comunicado en el que expresó: “Con profunda tristeza despedimos a Adriana Aizenberg, actriz y exdirigente de nuestro sindicato, quien desarrolló una prestigiosa y amplia trayectoria artística. Enviamos nuestras condolencias a sus familiares y seres queridos”. La entidad informó además que sus restos serán trasladados al cementerio de la Chacarita.
Una vida dedicada al arte
Nacida en Santa Fe en 1938, comenzó en el coro de su ciudad natal y llegó a Buenos Aires decidida a dedicarse al teatro. Debutó en el Fray Mocho con Historias para ser contadas, se formó con Augusto Fernandes y participó en la creación del grupo ETEBA. También integró el elenco estable del Teatro San Martín y fue parte de Gente de Teatro, dirigido por David Stivel.
Su nombre quedó ligado a obras emblemáticas como Venecia, El violinista en el tejado, Seis personajes en busca de un autor, La señorita de Tacna, Fausto y América Hurrah, entre muchas otras.
En cine debutó en 1966 con Todo sol es amargo y actuó en títulos como La Raulito, Buenos Aires 100 kilómetros, Derecho de familia, El abrazo partido y Mundo grúa, entre otros. Su papel en la película de Daniel Burman fue especialmente elogiado y le otorgó gran reconocimiento popular.
En televisión se la vio en producciones como Poliladron, Vulnerables, Mujeres asesinas, Los exitosos Pells y, más recientemente, en la exitosa serie El encargado, donde interpretó a Consuelo Salustri. También participó en Planners, Signos, Amas de casa desesperadas, El mundo de Antonio Gasalla y varias ficciones más.
Compromiso y vigencia
Entre 1996 y 1998 integró el secretariado mutual de la AAA. En 2003 atravesó un trasplante de hígado que le salvó la vida y, pocos meses después, volvió a los escenarios con el musical Loca por Lara. Esa decisión reflejó su pasión por el arte, que mantuvo hasta sus últimos años de carrera.
Aizenberg fue distinguida con el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable, otorgado por la Asociación de Actores y el Senado de la Nación.
Con un bajo perfil y un compromiso inquebrantable, Adriana Aizenberg se convirtió en una referente indiscutida de la cultura argentina, dejando una huella imborrable en generaciones de artistas y espectadores.

