El Índice Líder de la Universidad Torcuato Di Tella registró en agosto una fuerte caída y elevó al 98,6% la probabilidad de recesión. El dato contradice el discurso oficial de recuperación y anticipa meses de contracción económica.
“Lo peor no pasó”: un informe alerta sobre una recesión inminente
En su última cadena nacional, el presidente Javier Milei aseguró que “lo peor ya había pasado” y que el país se encontraba en una etapa de recuperación. Sin embargo, los indicadores económicos muestran un escenario opuesto: todo apunta a que la Argentina está a las puertas de una recesión profunda.
El Índice Líder, herramienta que la Universidad Torcuato Di Tella utiliza mensualmente para anticipar los cambios en el ciclo económico, se desplomó un 4,72% en agosto, la mayor caída en años. Según el informe, el ciclo expansivo llegó a su fin y la contracción resulta inevitable.
La señal más contundente es la probabilidad de recesión, que alcanzó el 98,61%. En julio, ese mismo valor había sido del 56%. En apenas un mes, casi se duplicó el diagnóstico, lo que para los economistas deja de ser un riesgo para transformarse en un escenario asegurado.
El panorama se agrava con el Índice de Difusión, que se redujo al 20%. De las diez variables que componen el cálculo —ventas de automóviles, producción industrial, recaudación de IVA, consumo y construcción, entre otras— solo dos mostraron avances, mientras que las restantes ocho evidencian estancamiento o retroceso. Lo que antes podía interpretarse como una debilidad sectorial, hoy se consolida como una contracción generalizada.
El contexto ratifica la tendencia. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) ya había registrado en junio una baja del 0,09%, marcando el primer indicio de retroceso. El Índice Líder, que funciona como anticipo, confirma la senda descendente y proyecta que los próximos meses estarán marcados por una recesión más profunda.
Más allá de las cifras, las consecuencias se perciben en la vida cotidiana: menos empleo, caída del consumo, freno de la inversión y debilitamiento del mercado interno. Los datos contrastan con el optimismo oficial y reflejan el costo social de un ajuste que, hasta el momento, solo promete más sacrificios.
Mientras el Gobierno mantiene el “déficit cero” como eje de su gestión y reitera que “lo peor ya pasó”, los indicadores señalan lo contrario: la economía argentina no está saliendo de la crisis, sino que comienza a hundirse aún más en ella.


































