Adultos mayores y solidarios

En el Día Internacional de las Personas de Edad, el Banco de Alimentos de Buenos Aires destacó el rol de más de 80 adultos mayores que dedican su tiempo al voluntariado para acompañar a quienes más lo necesitan.

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Fernando Uranga, director de la organización, subrayó que estas personas “brindan su experiencia, sus vivencias y su gran solidaridad, y nos enseñan cada jornada la inmensa capacidad que tienen”. Cada semana, trabajan junto a estudiantes de colegios en la clasificación de alimentos destinados tanto a niños como a otros adultos mayores. “Este encuentro intergeneracional, donde se ayudan mutuamente, es una experiencia profundamente transformadora para nuestra institución”, sostuvo.

El Banco de Alimentos Buenos Aires (BA) es una ONG que desde hace 24 años combate el hambre bajo el lema “Menos Hambre Más Futuro”. Recolecta, almacena, clasifica y distribuye donaciones entre comedores y organizaciones comunitarias de la Ciudad y el Gran Buenos Aires, alcanzando diariamente a más de 360.000 personas. Actualmente, cuenta con 450 voluntarios estables, de los cuales más de 80 tienen entre 65 y más de 80 años.

Entre ellos está Víctor Mohadeb, de 86 años, quien se sumó hace siete años tras la muerte de su esposa. “Me sentí perdido y empecé a hacer trabajos solidarios. El Banco es un lugar donde hay mucho cariño y eso nos ayuda a trabajar mejor”, relató. Para él, el voluntariado “es un disfrute”, al punto de que extraña cuando no participa.

Clara Auguste, arquitecta jubilada de 74 años, se incorporó hace una década. Comenzó en el taller de juguetes y continuó en otras actividades. “Una vez que empecé, no lo quise largar más”, dijo.

Liliana Rodríguez, con apenas un año y medio de voluntariado, asiste tres veces por semana. “Al salir me siento cansada y llena de satisfacción. Estar acá me hace sentir útil y viva”, contó, al tiempo que alentó a otros a sumarse.

Anabella Blanco, responsable de Recursos Humanos y Voluntariado de la institución, remarcó que el Banco es “un espacio de puertas abiertas donde siempre se recibe a quienes deseen colaborar”. Destacó además que muchos grupos de adultos mayores llevan más de una década trabajando juntos, forjando lazos de amistad que se mantienen en el tiempo.

La propuesta principal del voluntariado es clasificar alimentos y productos de higiene para asegurar que lleguen en buen estado a quienes más lo necesitan. Con el tiempo, estas jornadas se transformaron en el núcleo del trabajo solidario dentro de la organización.

Mariana Kesselman, psicóloga y especialista en gerontología social, destacó el impacto positivo de estas iniciativas en la salud de los adultos mayores. “El voluntariado contribuye a la salud física y mental, combate el aislamiento y la depresión, preserva las capacidades cognitivas y fomenta la conexión intergeneracional”, señaló.

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