El ministro de Economía anunció el regreso al endeudamiento externo mediante la emisión de un bono del Tesoro, con rendimiento del 6,5% en dólares y regulado por legislación local, pagadero en 2029. La medida implica volver a financiar al Estado con obligaciones futuras, sin resolver los desequilibrios estructurales que originan la necesidad de endeudarse.
El ministro Caputo recurre nuevamente a una estrategia tradicional pero problemática, un mecanismo que posterga soluciones de fondo y profundiza la dependencia del endeudamiento.
El gobierno de Javier Milei retoma una estrategia reiterada y cuestionada: contraer nueva deuda para cubrir obligaciones previas. Luis Caputo lo presentó como un avance, al anunciar el regreso al financiamiento externo mediante un bono a cuatro años, pero la medida evidencia la continuidad de un esquema que posterga soluciones estructurales y expone al país a mayores compromisos futuros.
Caputo intentó minimizar el alcance del endeudamiento al afirmar que no se trata de “deuda nueva” sino de una refinanciación que permitiría aliviar vencimientos y acumular divisas, destacando además que los bonos estarán regidos por ley local. Sin embargo, el mensaje oficial busca presentar como logro lo que, en esencia, es la continuidad de un ciclo de obligaciones postergadas.
Milei celebró la medida con euforia en redes sociales, interpretando el regreso al mercado de capitales como un hito de gestión, aunque el entusiasmo oficial contrasta con el trasfondo: un país que vuelve a depender del crédito para sostenerse en el corto plazo.
https://x.com/JMilei/status/1996915439595933989?s=20
Caputo justificó la emisión señalando que busca cubrir el vencimiento de enero sin usar reservas, una respuesta directa a las presiones del FMI, que expresó preocupación por el incumplimiento en la meta de acumulación de divisas. La operación funcionaría, además, como señal para concluir el acuerdo con los bancos que ofrecieron un crédito por entre 6.000 y 7.000 millones de dólares.
Tras el anuncio, Finanzas formalizó la licitación del nuevo BONAR 2029N, un título en dólares al 6,5% bajo ley local. La estrategia apunta a aliviar tensiones inmediatas, pero refuerza un esquema de dependencia financiera que sustituye reservas por deuda futura.
https://x.com/MinEconomia_Ar/status/1996914602555097248?s=20
Según la Secretaría de Finanzas, el Gobierno aprovecha la baja reciente en las tasas de los bonos en dólares —atribuida al resultado electoral y al desempeño del programa económico— para ampliar su margen de financiamiento y cubrir vencimientos sin usar reservas del Banco Central. Afirman que, con “costos sostenibles”, el Tesoro inaugura una estrategia de refinanciación que permitiría acumular divisas mientras se enfrenta el pago parcial de los AL30 y AL29 que vencen en enero de 2026.
Sin embargo, la explicación oficial oculta lo esencial: el esquema vuelve a trasladar obligaciones hacia adelante, confiando en condiciones financieras favorables que pueden revertirse rápidamente. La licitación —abierta entre el 10 y el 12 de diciembre de 2025 y suscribible sólo en dólares— refuerza la lógica de un Estado que depende del endeudamiento para sostener su hoja de ruta económica.














