Yo y la Salud Mental…

Opinión

Hablar de salud mental es hoy en día una necesidad, no sólo de aquel que puede estar padeciendo algún síntoma de stress, trastorno emocional, consumo leve o agravado de sustancias psicoactivas u otro más crítico. Si miramos nuestro diario vivir, sobre todo a la velocidad de los cambios sociales y culturales, la fragmentación de los valores tradicionales impugnados por una nueva lógica de consumo, la hiperconectividad, la autodemanda a un “éxito” que nos disfrazan las redes sociales, con su consabida carga de sobre estimulación del placer hasta el infinito, veremos algunas señales de alerta.

Comprobamos que son muchos los factores que nos indican que este camino regido por los algoritmos tecnológicos, saturados de una voraz oferta de vidas mágicas, ausentes del dolor (tan natural en la vida, nacemos con llantos y morimos con gemidos) no son los valores sociales que cultivaron nuestros padres o abuelos, con menos posibilidades sí, pero con más años saludables.

«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». define la Organización Mundial de la Salud. ( www.who.int/es)

Si nos atenemos a esta frase marco como un ideal alcanzable, ¿quién de nosotros podría decir?: “…A mí jamás me va a pasar eso “, o “esto le pasa a algún desequilibrado, pero no yo, en mi entorno no pasa”. ¿Seguro que no?.

La baja autoestima patológica, la desesperanza existencial, la depresión, el sedentarismo, el bulling, la violencia social y las penurias económicas, el síndrome del nido vacío, las apuestas on line (hoy en niños de 4, 6 años) la anorexia, la instantaneidad de capturar en una selfie un momento épico y después perder la vida, el no trazar proyectos de vida en la edad jubilatoria, son algunos signos de nuestra sociedad actual que en algún momento terminan detonando irremediablemente a un costo muy elevado.

Estadísticas serias nos dicen que Argentina, es uno de los dos países de la región con mayor nivel de stress. 

Es verdad como que no toda persona termina siendo un consumidor de drogas y no todos terminan padeciendo situaciones críticas en su salud emocional y mental.

Pero debemos hacernos cargo de dos parientes muy cercanos que esta era nos ha regalado trágicamente, la baja tolerancia a la frustración y la normalización de conductas tóxicas o disfuncionales.

Ahí es donde los síntomas de un padecimiento silencioso o enfermedad pueden tornarse de manera crónica pero evitable… Comienzan a manifestarse sin que muchas veces podamos reaccionar a tiempo para generar factores de protección que impidan el desarrollo de tales males.

El efecto adormecedor de esta era digital, siempre conectada, de constantes deseos de estímulos del placer, la volatilidad de las relaciones familiares, la baja percepción de riesgo del consumo de drogas (la del joven que fuma paco en la esquina y de la sra. que consume benzodiacepinas en privado sin prescripción médica también) hacen su parte nociva.

Me recuerda a la canción de Charly García “Mientras miro las nuevas olas, el estribillo retumba con la frase: “…Yo ya soy parte del mar…” ahí ya hemos normalizado todo lo negativo anteriormente dicho.

Éstas no son las nuevas olas de la música a las que refería la canción de los 80, ahora navegamos en un nuevo mar, con horizontes poco claros y llenos de incertidumbre y con baja capacidad de maniobrar, si no nos hacemos un serio autoexámen de como gestionamos nuestra propia vida, de nuestras familias y entornos.

La buena alimentación, la educación emocional, el aprendizaje de la tolerancia a la frustración en la era de Cristal de nuestros días, hoy son el pan diario de personas que desean mejorar su calidad de vida, desactivar las rutinas estresantes que conducen, de no tomar conciencia preventiva a tiempo, en situaciones de cansancio crónico, depresión y suicidio, entre otras.

En nosotros está la capacidad de iniciar reajustes que la postmodernidad, llena de estos nuevos mal hábitos de consumo nos agobia como un Gigante grande y que pisa fuerte.

No es necesario un viaje en crucero por el Caribe, para obtener los primeros resultados de un cambio saludable de hábitos.

(Puente Once Bocas San Vicente)

Los Factores de Protección

Una rutina semanal de caminar por nuestro barrio, salidas en bicicleta en grupo, el hablar sinceramente de lo que nos pasa con un ser querido o profesional de la salud, el practicar algún tipo de ayuda a alguna institución de mi ciudad. O cultivar la fe en Dios, Nos ayudarán a sacar el foco de nosotros mismos como objetos de consumo: egoístas, demandantes y nos aliviará para poder pensar más claro acerca del presente y del futuro que aún tenemos por delante.

Hagamos una parada, cinco, diez si son necesarias, el futuro en cierta medida no lo podemos controlar pero con prevención y hechos concretos, si podemos prolongar la salud mental con un buen pronóstico de cara a los años que nos queden por delante.

¡Feliz y Saludable 2025!.

Miguel Peña

Preventor de adicciones en ambientes laborales, Municipios, ONG, Pymes.

Operador socio terapéutico en Comunidades de Rehabilitación de las adicciones.

Red Programa Vida

Cel: + 54 9 11 5148 – 7410.

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@adicciones_en_el_trabajo

Autoría: Miguel Peña y Alejandra Carolina Loguzzo.

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