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Enfrentará una segunda vuelta compleja.

La candidata comunista Jara obtuvo la primera minoría con el 26,83% de los votos.

Su rival será el dirigente ultraderechista José Antonio Kast, que alcanzó el 23,96% y llega fortalecido por el corrimiento del electorado hacia posiciones conservadoras. El resultado más inesperado fue el del candidato populista de derecha Franco Parisi, quien con el 19,61% reconfiguró el escenario y se convirtió en un actor clave para el balotaje. La definición entre Jara y Kast se realizará el 14 de diciembre, con un panorama abierto y marcado por la disputa por los votantes de Parisi.

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Elecciones en Chile – Jara ante un balotaje adverso

Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista y del pacto de izquierda–centroizquierda, ganó la primera vuelta con el 26,83 %, pero enfrenta un balotaje complejo contra el ultraderechista José Antonio Kast, que obtuvo el 23,96 %. La sorpresa fue el tercer puesto de Franco Parisi, un candidato populista de derecha que alcanzó el 19,61 % y alteró las previsiones sobre la redistribución de votos para la segunda vuelta.

Desde su comando de campaña, Jara reivindicó reformas impulsadas por el gobierno de Boric —como la reducción de la jornada laboral, mejoras en pensiones y alza del salario mínimo— y llamó a no dejarse llevar por el miedo. Sin embargo, el mapa electoral muestra que la derecha, distribuida en Kast, Parisi y Kaiser, concentra un caudal mayor, lo que obliga a la izquierda a ampliar su base y buscar apoyos más allá de su núcleo duro para competir con chances el 14 de diciembre.

El intento del presidente Gabriel Boric de reemplazar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet —una de sus principales promesas tras el estallido social de 2019— terminó frustrado. El proceso constituyente quedó cerrado sin lograr un texto alternativo que reuniera apoyo suficiente, dejando a Jara en campaña sin uno de los emblemas reformistas que originalmente impulsó la izquierda chilena.

La victoria de Jeannette Jara en la primera vuelta chilena, con 26,83 %, marca un avance para la izquierda pero deja un panorama adverso de cara al balotaje del 14 de diciembre. Aunque superó por un margen acotado al ultraderechista José Antonio Kast (23,96 %), la suma del voto de derecha —incluyendo a Kast, Kaiser y Matthei— alcanza cerca del 51 %, configurando un escenario cuesta arriba para la candidata comunista.

El tercer lugar del populista de derecha Franco Parisi (19,61 %), inesperado para las encuestas, reordena el tablero y desplaza al libertario Johannes Kaiser (13,93 %). Este desempeño consolida a la derecha como bloque dominante, mientras la izquierda enfrenta el desafío de atraer a votantes que no se identifican con su coalición.

En su discurso, Jara contrapuso “dos proyectos de país” y buscó ampliar su base tomando propuestas externas a su alianza. Reivindicó políticas del gobierno de Boric —reducción de la jornada laboral, alzas de salarios y pensiones— aunque persiste el fracaso emblemático del oficialismo: la frustrada reforma constitucional heredada del régimen de Pinochet.

Para el sociólogo Manuel Antonio Garretón, la elección confirmó la radicalización de la derecha chilena, que se ordenó detrás de Kast y Kaiser. En este contexto, la izquierda deberá apelar al electorado de Matthei y Parisi, sectores distantes de las cúpulas derechistas, si aspira a revertir la correlación de fuerzas en el balotaje.

El crecimiento electoral de Parisi, anticipado por especialistas como Cristian Leporati, se explica en parte por el carácter obligatorio de la elección. Según Leporati, su base está compuesta por un electorado endeudado y aspiracional, asociado a la clase media moldeada por el neoliberalismo y sensible a las fluctuaciones económicas.

Para Manuel Garretón, la votación de Parisi refleja un descontento generalizado: se trata de personas distantes de la política tradicional, sin una ideología definida, motivadas por temores frente a la incertidumbre y por demandas individuales que buscan orden más que proyectos colectivos.

Aunque Parisi puede ser ubicado en la derecha populista, Garretón subraya que este tipo de discursos es poco coherente ideológicamente y se caracteriza por prometer soluciones fáciles. En su caso, sin embargo, el fenómeno es más complejo debido a su formación como economista y su trayectoria académica, lo que tensiona la etiqueta de “populista” tradicional.

Kast cerró la jornada electoral con un discurso desde un sector acomodado de Santiago, agradeciendo a Dios y celebrando el resultado. Como figura del Partido Republicano, mantiene posiciones ultracatólicas, negacionistas y ultraliberales. En su intervención, afirmó que la oposición había vencido a un gobierno fallido y planteó como meta prioritaria el cierre de fronteras para frenar la inmigración irregular, además de elogiar públicamente a las fuerzas de seguridad.

Durante la noche también apareció junto a Matthei y, por separado, con Kaiser, enfatizando que la unidad de la derecha será clave en el mes de campaña que resta.

Aunque Chile sigue siendo uno de los países más seguros de la región, el incremento del crimen en los últimos años impulsó el apoyo a la ultraderecha y a sus propuestas de deportaciones masivas y mano dura. Según datos oficiales, la tasa de homicidios creció 140% en una década, pasando de 2,5 a 6 por cada 100 mil habitantes.

Kast centró su campaña en una estrategia de seguridad inspirada en el “modelo Bukele”, apuntando a los 337 mil migrantes irregulares —principalmente venezolanos— como responsables del aumento del delito. Su propuesta incluye deportaciones masivas y un “escudo fronterizo” compuesto por barreras físicas y zanjas. Tras votar, insistió en que el miedo es un sentimiento mayoritario entre los ciudadanos.

En un contexto donde la población migrante casi se duplicó en siete años y llegó al 8,8% del total en 2024, la candidata oficialista Jara cuestionó a sus adversarios por “alimentar el temor”, señalando que gobernar requiere acuerdos y diálogo. Aunque aseguró que no tendrá vacilaciones en materia de seguridad, subrayó que también es necesario garantizar condiciones económicas básicas, como la estabilidad mensual de los hogares. Entre sus medidas destaca levantar el secreto bancario para atacar las finanzas del crimen organizado.

A 35 años del fin de la dictadura, la segunda vuelta definirá si Chile mantiene un rumbo progresista o si gira hacia una ultraderecha fortalecida.

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