Charly García: el genio que construyó su propio mundo y sigue reflejando a la Argentina

Charly García continúa siendo un espejo de contradicciones y obsesiones. Desde sus primeras bandas hasta su carrera solista, su música y su personalidad siguen marcando generaciones. Amigos y colegas como Nito Mestre, Hilda Lizarazu, Fernando Samalea y Rosario Ortega reconstruyen su genialidad, rebeldía y curiosidad, mostrando cómo logró crear universos propios en la música y más allá.

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Un artista desde la infancia
Desde los patios del colegio hasta los escenarios más grandes, Charly García siempre buscó libertad frente a un sistema que intentó encasillarlo. “Ya de pibe se notaba que era distinto”, recuerda Nito Mestre, compañero de Sui Generis. Esa personalidad lo llevó a mutar de la música clásica al rock y a formar, con Sui Generis, una generación que encontró en sus canciones un espejo de la Argentina que vivía entre miedo, amor y libertad.

La obsesión y el aprendizaje
Su proceso creativo siempre estuvo marcado por la escucha intensa y el análisis de la música. Mestre recuerda cómo ambos pasaban horas desmenuzando canciones de Los Beatles, enseñando una nueva forma de escuchar el rock. Esa disciplina y curiosidad se trasladó a La Máquina de Hacer Pájaros y a Serú Girán, donde García mezcló sintetizadores, teclados y teatralidad, llevando el rock argentino a niveles de sofisticación únicos.

El genio en su vida cotidiana
Colaboradores como Fernando Samalea destacan cómo Charly convirtió cada obra en un universo completo, combinando música, estética y cine. Hilda Lizarazu y Rosario Ortega recuerdan su sensibilidad y humanidad: un artista obsesivo, sí, pero con gestos de afecto y una vida marcada por la calidez y el humor. Joaquín Levinton agrega que sus canciones son un manual de vida, un reflejo de su mundo interior, lleno de contradicciones y creatividad.

Un ícono que sigue vigente
Roque Di Pietro subraya que la obra de Charly refleja la lucha de un individuo frente a poderes que intentan oprimirlo: familia, colegio, gobiernos o incluso la propia fama. Mestre lo compara con Mozart del rock, y Samalea resalta que su influencia sigue guiando la cultura argentina. Para Rosario Ortega, “hay que quererlo como es, con todos sus mundos”, mientras que su música permanece como un espejo en el que muchos se siguen viendo.

Conclusión
Charly García nunca eligió el mundo que le tocó, pero aprendió a amarlo y a transformarlo con su arte. Sus canciones y su vida invitan a la libertad, la creatividad y la autenticidad, recordándonos que, cuando el mundo no alcanza, uno puede inventarse otro.

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